¿Qué pasaría si en lugar de temerle a una crisis, la vieras como tu mejor aliada?
Cuantas veces, nos hemos dado cuenta de que llevamos arrastrando durante mucho tiempo, problemas a los cuales no queremos darle solución.
Problemas de pareja, donde ya la relación no es soportable ni vivible.
Problemas de familia, donde a la fuerza queremos seguir manteniendo un vinculo que solo es dañino.
Problemas laborales, donde aguantamos de todo por la “seguridad” que un salario fijo nos brinda.
Problemas con amigos que, desde hace mucho tiempo, dejaron de ser amigos, y nos resistimos a aceptarlo, por todos los recuerdos y vivencias que tuvimos con esas personas.
Y por último, problemas con nosotros mismos, con hábitos y conductas que sabemos conscientemente que no nos ayudan en nada, que no nos hacen felices, y que solo nos ocasionan más problemas de los que ya tenemos.
Y ahí seguimos, aguantando. Así, sin más. Solo posponiendo las soluciones, para no incomodar a nadie, ni incomodarnos a nosotros mismos.
Pero nada es eterno… no señores, NADA.
Ni el amor, ni el dolor, ni la locura ni la cordura. Todo es una rueda de la fortuna, donde a veces nos toca la parte linda y a veces no.
Y un buen día, todo revienta. Y ahí viene, el poder de la crisis. La CATARSIS.
Que importante es reconocer ese momento, para aprovecharlo.

Aprovechar la inercia del cambio obligado, para dirigirlo en el sentido que tu quieres y necesitas. El enojo con el amigo, hermano o pareja que ya se esta pasando de listo contigo, para ponerle los límites que tu necesitas o romper las relaciones que ya no suman y no son necesarias para tu futuro.
¡APROVECHALO!
No te arrepientas de esa crisis donde surgieron gritos, lagrimas, donde tal vez ocasionaste dolor. ¡No te arrepientas!
Al posponer las decisiones para corregir lo que no estaba bien, era irremediable que todo rompiera en crisis. Encáusala, úsala, haz los cambios drásticos que necesites, no dudes. Las crisis son necesarias.
Y aunque al día siguiente, llegue el remordimiento por decir lo que no se debía, recuerda, que todo tiene un costo. Ese es el costo, de posponer las cosas.
Pero la crisis tiene un beneficio también. Te ayuda a reencausar las cosas, a reinventarte, a poner límites, a construir relaciones mas saludables, y eso es mas importante.
Estamos aquí para disfrutar la vida, no para sufrirla. Haz los cambios que necesites a tiempo, construye relaciones sanas, y si no lograste hacerlo a tiempo, aprovecha el poder de una buena crisis.
Isabel Amezquita.